jueves, 23 de agosto de 2012

Por su propio bien.

Ayer tarde al llegar a la casa después del trabajo, el recibimiento fue “Tai no aparece, lo he llamado mil veces y recorrido todos los alrededores y nada”. Sentí como si me echaran un cubo de agua encima. Las demoras de Tai siempre me ponen muy mal. Cometí el error (así lo siento al día de hoy) cuando era un gatin pequeñito de mostrarle la libertad y lo agradable de gatunear por los alrededores de donde vivimos y aunque después fue castrado y con esto –según algunos- modificaría su conducta y el gusto por andar fuera, la verdad es que nunca sucedió y entre otras cosas se acostumbró a hacer sus necesidades (pipi y caca) afuera en la tierra, lo cual no deja de ser una ventaja pues así solo necesito proveer arena para Mila. Pero igual nunca estoy tranquila hasta que vuelve a la casa. La de hijos de puta y seres sin el menor tipo de escrúpulos que hay por ahí.
Y bueno durante mucho tiempo se conformó con su rato de libertad a partir de la tarde, ya casi noche pero cuando mi pareja se enfermó y estuvimos los dos en la casa, algún día quiso bajar en la mañana y le dejamos, y al día siguiente y al otro y así hasta que ya se convirtió en una rutina. En un momento yo me reincorporé a trabajar pero Fidel estuvo durante algún tiempo trabajando en la casa y Tai pudo continuar con sus paseos mañaneros. Hasta que nuevamente los dos volvemos a salir a trabajar temprano y varias veces lo hemos dejado fuera buena parte del día y algunas otras días enteros para encontrarlo echadito frente a la puerta de la casa al regresar, cosa que Fidel hace por lo general a horas variables pero siempre mas temprano que yo. Pero ayer regresó sobre mediodía y Tai ni estaba en nuestra puerta ni respondió sus llamadas, así que llegar yo y decírmelo y empezar a hacérseme un nudo en la garganta fue la misma cosa. Siempre me entra el temor de que algún desalmado me le haya hecho daño. Pasó un par de horas más y el llanto pujaba ya por asomárseme a los ojos cuando Fidel lo divisó como volviendo ya a la casa. Enseguida bajamos las escaleras para ir por él que en cuanto me vió maulló un par de veces, como de “mami, estoy cansado” y vino directo a mis brazos. Llevarlo cargado y volverme el alma la cuerpo fue lo mismo. Quien sabe hasta dónde habrá ido porque llegó liquidado, no hizo más que comer y echarse a dormir hasta el amanecer de hoy. Y no es la única vez el los últimos meses que este gatico se da una escapadas de estas, así que…. se acabaron las salidas en las mañanas.
Hoy lo dejamos llorando, dando maullidos de pena por nuestra negativa a su paseo matutino, pero lo que soy yo, lo prefiero así, a correr el riesgo de que a plena luz del día se aventure a ponerse al alcance de algún desgraciado. Prefiero que baje a las noches donde me parece que es menos vulnerable porque la noche lo ayuda a enmascararse mejor, hay menos perros (eso es otra cosa) pululando por ahí y también menos trasiego de personas. Me partió el alma dejarlo pero es por su bien.

7 comentarios:

  1. Te comprendo. Yo dejo a Mago también su "libertad", cosa que como tú, no sé si hago bien, el se suele ir a las 6 y vuelve a las 8 más o menos. Yo de vez en cuando asomo la cabeza por la ventana y lo veo, en la acera de enfrente tumbado. Siempre que pasa alguien se esconde en el colegio que tenemos enfrente, que por las tardes está cerrado. Pero esa misma suerte no la tuvimos con todos mis gatos, como por ejemplo Linux, un gato que tuvimos, nos lo encontramos cerca de la basura, muerto y fue porque alguien le dio comida envenenada. Y hace ya mas de seis años tuvimos un gato llamado Kimi que un día lo vi alejarse por el tejado de la casa y esa fue la ultima vez que lo vi.
    No dejes que eso te pase.
    Saludos

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  2. ¡Qué travieso es Tai!
    El Punkys entraba y salía y eso era un calvario para mí.

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  3. Te comprendo... Yo cometí el error de dejar salir a otros gatos que he tenido hace tiempo... y me sigo arrepintiendo.
    Ahora con el Umpa y con Galia, he impedido que salgan más allá del jardín. Y así tienen una mínima libertad, que les permite disfrutar de la calle sin los peligros de la calle...

    Entiendo tu angustia porque yo también la he pasado y me alegro de que el final no haya sido malo =)

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  4. Cuando tienen acceso a la calle es un dilema el dejarlos salir o no. Los míos no pueden porque vivimos en un piso muy alto, pero si pudieran hacerlo no me quedaría tranquila hasta que volvieran.

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  5. Tienes toda la razón del mundo,la angustia que pasa uno cuando se desaparecen sin saber donde andan,menos mal el final fue feliz pero a no descuidarse.

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  6. Hola! supongo que Tai ya estará acostumbrado, cuesta un poquito, pero bué... uno se adapta a casi todo!
    ¡Adiós, hasta otra!

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  7. Me pasó lo mismo que a ti. Cuando adopté a mis dos gatos les enseñçe poco a poco los alrededores y los dejaba salir a dar sus paseos. Un día uno no regresó a su hora y cuando volvió traía la cadera rota. Sufrí mucho y decidí que a partir de entonces solo lo dejaría salir un rato de noche, que es cuando la urbanización está más tranquila. Aún así me pasa como a ti, en cuánto tarda más de la cuenta ya me pongo mala, y ya son muchas las veces que me voy a la calle a buscarlo. Es bonito verlos disfrutar de la hierba, oliendolo todo, pero a veces pienso que no debía acostumbrarlos. Mucho ánimo, espero que te lleves los menos sustos posibles.

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