jueves, 28 de junio de 2012

Noticias de Beten

Marromiau a todos y todas: Os envío la última foto que compartimos Bruna y yo.
Bruna se fue el pasado 2 de Abril, de manera totalmente fortuita, se fue tan silenciosa y tranquila como su vida. Una gran compañera se me ha ido y se nos ha ido a todos los que hemos tenido la gran oportunidad y placer de compartir su vida. Nos encontraremos algún día en el más allá de los amigos, de los grandes amigos. Pero ya nos ha parido la burra, la gran burra diría yo. Mañana hará una semana que nos ha llegado un torbellino en forma de perra. Perdón ¿perra?, que me perdonen los que califican a un ser como éste de perra, a ver, absolutamente todos los perros que conozco tienen hocico, ésta no, tiene una especie de cosa que hace las funciones de nariz, pero bien parece la aspiradora que funciona de manera enloquecida desde que ella llegó a esta casa de tarados mentales, y rabo ¿rabo?. ¡¡NO TIENE!!, hay como una especie de muñón al final de su cuerpo de cachorra, es como una especie de hecho fortuito, de repente te encuentras con una bola con cuatro patas, única manera por cierto de discernir que debe ser un animal lo que estás viendo, a partir de ahí todos los organígramas se derrumban de manera estrepitosa. ¡¿Cómo se puede engendrar esa aberración?!. Que me lo expliquen porque no me entra en la cabeza. La susodicha en cuestión está asquerosamente mimada, tiene su propio colchón al lado de la cama de quien ya sabeis, ya que la primera noche tuvieron que estar acariciándola constantemente porque no paraba de gimotear y ahí se ha quedado. Por cierto, la sacaron a pasear dentro del transportín con el que me paseaban a mi cuando era pequeñito, si lo llego a saber destrozo el artílugio de marras, ahí la teniais que ver cual canguro colgada al pecho de Isaac. Por supuesto ya ha sido presentada en sociedad, bendito el momento, la cosa ésta es un prodigio en soltar flatulencias, de un espesor y olor dignos de cualquier piara de cerdos. A la marrana ya le compraron inmediatamente un pienso especial para que no nos matara al resto de los mortales por asfixia. Todo son carantoñas y zalamerías para el bulto ése. ¿Y yo?. Pues la verdad es que ya le di la bienvenida, calurosa y cordial como la que más, la muy zoqueta se me acercó y ¡¡zas!! ¡¡zas!!, dos buenos zarpazos en su deforme cara, a ver si del primero le salía el hocico y del segundo la cola, pero no, ni con esas ha asquirido forma de perro. ¿Cómo se llama?. Neima, otro palabro hebreo para nombrar a la anomalía natural. Es una deformación (como ella), de la palabra ojos. Como cuando la vieron tenía los ojos cerrados, pues hala, ojos. ¿Y qué hace?. Hasta el momento destrozar, hoy según hemos entrado en casa el espectáculo era como el fragor de la batalla gatuna, papel higiénico por todo el comedor, revistas repartidas por doquier, las toallas del baño en todas partes menos en sus colgadores, las zapatillas caseras agujereadas por varios sitios, por supuesto su colchón con los juguetes que ya tiene y que encima uno de ellos es mío, ni los había tocado, y luego ¡¡me castigan por haber dado un simple zarpazo a una cortina de la caravana!!, pero, mi, mi, mi, lo que no sabe nadie es que he hablado con mi corredor de bolsa y me estoy haciendo cada día más rico, sigo comprando acciones de la marca de fregonas que llevan un ritmo de varias en poco menos de una semana y también del producto para el suelo. Como me vuelvan a amenazar con no ir de vacaciones por haber hecho una trastada, le pienso dar en toda la cara con el billete de crucero en primera, en camarote exterior con terraza, gracias a las ganancias que me está proporcionando el derroche de productos de limpieza en esta casa de absolutos pirados. Pero, no obstante, me siguen mimando y cuidando como si no hubiese llegado, mis ricos, mis mimos, mis caricias, mi espacio al lado de Isaac en su cama sigue imperturbable, sigo siendo, en una palabra, un gran afortunado. Hala, os dejo, voy a echarle un ojo a ojos, Neima. Cariños y restregones varios para todos y todas. El único cuerdo en esta bendita casa. Beten