Sobrevivimos

Hoy hace una semana que casi nos echan a la calle a los dos, bueno por lo menos nos amenazaron.
Como todos los fines de semana mami se levantó temprano y nos dio de comer a la misma hora que lo hace de Lunes a Viernes, que los gaticos no entendemos de días de descanso, feriados ni nada parecido y así es la única manera que les dejamos dormir algo la mañanita. Pues bien, el tema es que al parecer también pasó por el baño a hacer pis y no se dio cuenta que dejó la puerta sin cerrar del todo y ahí entramos a jugar nuestro papel este servidor y la enana loca. Lo primero es que Mila está en la edad del papel higiénico, fan total, a la menor oportunidad lo desenrolla al cien por ciento. Pero todo lo quedó ahí, nos subimos a retozar por todas partes y echamos abajo todo! las maquinillas de afeitar, el shampoo, la crema acondicionadora de mi mamá, vaya que no dejamos títere con cabeza como se dice por aquí. El primero en levantarse fue mi papá que ante tal desastre fue y sacudió en la cama a mami: “levántate y ven a ver lo que hicieron los niños” si porque esto de niños estuvo cargado de toda la ironía que fue posible. Cuando mi mamá se asomó se viró a buscarnos pero por supuesto que lo que halló fueron dos gatos modelos, echados muy tranquilos y con la cara mas apacible: “nada que ver, nosotros no fuimos” parecíamos decir la Milena y yo. Nada que comenzó a recoger las cosas del piso a la vez que nos iba llamando de todo, desastrosos, fieras (pero ella no sabe que lo somos, aunque en una versión mas pequeña?) bandoleros, que nos iba a echar a la calle (de boca hacia fuera, si no la conociera…) a los dos, etc., etc. Total, si romper, lo que se dice romper, no rompimos nada, solo hicimos diferente su día. Y la verdad es que como ya he dicho otras veces, ya soy un gato grande y mas responsable que dejó atrás el tiempo de tirar abajo o romper cosas, que lógico también lo tuve, pero es que cuando mas tranquilo estoy se me acerca Mila caminando de medio lado, la cola flaca erizada y las orejotas todavía desproporcionadas a su cabeza echadas para atrás y ponle el cuño que el manotazo viene atrás y ahí ya se forma, nos enroscamos, gruñimos, corremos uno tras otro por toda la casa que es bastante pequeña y Dios felino perdone a lo que se nos interponga en el camino porque se va abajo. No tanto por Mila sino por mi que estoy algo mas pesado, en fin que no voy a entrar a hacer inventario de todo cuando hemos derribado alguna vez porque haría demasiado larga esta entrada.
Entonces en honor a la verdad, el mas inocente de los dos soy yo, que apenas lo que hago es responder a las provocaciones de la enana, eso sí, juntos nos divertimos cantidad. Me debería sentir culpable por ello?
Lo bueno es que por lo menos esta vez, no nos echaron.